El Último Pétalo...
Extracto del Portafolio Literario de Juan Carlos Martín Rojas
Y
la Muerte gritó horrorizada: Sacrilegio… Sacrilegio… mientras se bañaba en la
regadera; y huyó desnuda por las colinas llenas de flores…
Se
escondió en una Cueva y dijo: aquí no me encontrarán… mientras deshojaba una
flor: “Me quiere… No me quiere…” Se decía a sí misma: Huiré de ellos y
apareceré de repente cuando menos lo deseen…
Alguien
preparó un Banquete lleno de cadáveres exóticos prohibidos por la Torá y frutos
robados… adobados con especies raras y lejanas… toda una orgía de sabores...
celebraban un gran acontecimiento… porque habían vendido a un gran y alto
precio sus tumbas vacías… y habían ganado mucho dinero… para invertirlo
en Seguros de Vida: Calidad de Vida… simplemente porque no sabían en qué gastar
el dinero…
Las
mujeres se hacían poner todo tipo de artificios para parecer bonitas y los
hombres se afeitaron el bigote… y me recordé de aquella máxima, que
parafraseada de palabras de algún libro perdido del Rey Salomón es la
siguiente: “Cuando estés a la Mesa con alguien que es más adinerado que tú, no confíes
en él, porque su corazón no está contigo… seguramente solo te quiere utilizar a
través del brindarte sus delicados manjares y atenciones”
Pero
nadie sabía que la Muerte se había infiltrado en el festín… una impresionante
mujer: vestida de verde esmeralda… Todos se preguntaban: ¿Quién es ella? Si no
pertenece a nuestro minúsculo y frívolo abanico social de esta ciudad de
tercera categoría… ¿Por qué solo deshoja esa flor: diciendo “Me quiere… No me
quiere…”? Es como rara… ¿Por qué no ha probado bocado?
Entonces,
a manera de emisario, se le acercó un gran caballero, todo un gentleman, muy
culto, refinado y le dijo mintiendo, para descubrir quién era: Yo sé quién es
usted… qué ha venido a buscar aquí… entre los seres inferiores. Ella solo
le respondió sonriéndole: Eso no es su problema… ocúpese de sus asuntos… y se
carcajeó en labios carmesí...
Bajó
el telón de la realidad… todos iban a morir y ya no tenían tumbas dónde
descansar hasta volver al polvo… todos se descompondrían a la luz del día y el
castigo de la noche...
Y
a nuestra Lady Muerte solo le quedaba un pétalo en su flor: y solo ella sabía
la respuesta: Nunca lo dijo antes de irse… Enviada de Dios: se fue a su Cueva y
se sumergió en un manantial porque aún no había concluido su inicial aseo… Y
solo pensaba en el Sacrilegio… el Sacrilegio… el Sacrilegio… hasta que desnuda
se quedó dormida y cuando despertó, apareció el gentleman y la sedujo,
hablándole suavemente al oído, hablándole de “amor”… pero no pudo
descubrir el Secreto del último pétalo… quedando prendado de ella para siempre…
mientras lloraba sin saber por qué...
Nadie
sabrá nunca qué significaba el último pétalo, por mucho que rueguen o traten de
atar cabos… hay cosas que no deben saberse, que están selladas… que nunca se
descubrirán… que suba el telón de la realidad… y no vuelva a bajar jamás… ¿Un
consejo? ¡Nunca vendas tu tumba...!
Solo
queda un manantial, con el cadaver flotante de un hombre que hizo concebir
a la muerte... por querer saber más... por amar lo desconocido... por descubrir
qué había detrás de tanta belleza... ¿Y ella? Se limitó a arrancar el último
pétalo... y descansó... meditando calladamente en su mecedora de
Cristal... pensando para sí misma, la Muerte es un Ser muy temible... yo le
tendría mucha admiración, temor y respeto... la curiosidad mató a todos los
gatos...